Guerra de almohadas

Es sabido que el sábado pasado se llevó a cabo la primer Guerra de Almohadas en Buenos Aires. Desde la radio quisimos formar parte de eso y durante la semana estuvimos en contacto con la organizadora para ver si podíamos hacer alguna nota o un móvil desde Palermo, teniendo cuenta que el programa saldría al aire durante la previa de la batalla. Sucedió que hubo algunos inconvenientes con esta tal Mariana, la cual prefirió salir al aire en el programa mañanero de Leo Montero, y nos quedamos sin nota (teniendo en cuenta que esta chica garpa bastante la idea de una nota con ella no debería ser descartada del todo, pienso yo). Sin embargo Goonie y Fran no ingnoraron el evento a partir de esta cuestión, y me parece que fue una decisión muy sabia.

En esta primavera de 2006, infestada de festivales masivos en lugares claves de la ciudad (hablamos del Pepsi Music, Bue, Personal Fest, Creamfields y, por supuesto, los juegos ODESUR), recibimos el primer evento al aire libre y gratuito. Habrán visto imágenes en la tele tomadas desde rincones alejados, pero en Un tirito Blog pensamos que una buena manera de intercambiar las sensaciones que vivieron los guerreros es colocando imágenes capturadas por ellos mismos.

Esta primera cinta transmite a la perfección lo que constituyó la esencia de esta Guerra de Almohadas. La humanidad se remontó a épocas remotas, antes de las Guerras Mundiales, antes de las Batallas de la Conquista, antes de las Guerras Napoleónicas. Los participantes experimentaron la sensación más cercana a lo que fueron las guerras cuerpo a cuerpo, tan violentas como personales. Porque el arma (almohada) hacía contacto en una punta con el enemigo y en la otra con el brazo del guerrero. El video que sigue caputra esa atmósfera de manera exquisita. Tomado desde una altura humana, con los debidos sacudones de cámara y con una imágen y un sonido cuyo deterioro perfecciona aún más la cinta, estos segundos grafican lo que sucedió el sábado pasado. Presten atención a la cantidad de alaridos de guerra que se oyen.

Ahora pasamos a una visión un poco más particular de la batalla. Fijense en este primer video lo que sucede. Tenemos lo que el locutor de la cinta denomina "Un boludo de dos pisos", lo que nos pone ante una clara táctica bélica. Al igual que los romanos se agrupaban en tortugas para evitar ataques a distancia, estos guerros también adquieren una posición particular para enfrentar los golpes, de todas formas, de ahí a que la estrategia resulte beneficiosa hay un trecho, por no decir un abismo. Porque uno de sus propios compañeros, el mismo que los había bautizado, los delata a la enardecida multitud, que no vacila ni un segundo cuando se oye la orden: "¡¡Al de dos pisos!! ¡¡Peguenlé!! ¡¡Peguenlé!!". Lo que sucede luego se lo imaginan. Prestenle atención al inadaptado de siempre que le acesta el primer golpe a Korne (el boludo de dos pisos), lo van a ver en un fotograma de espladas, medio inclinado y con el garrote en la mano derecha; sigan la trayectoria del brazo.

Para cerrar este artículo les presento la última cinta. Lo interesante de ella es el protagonista de la misma. Durante los primero segundos nos da la sensación de que la batalla es un descontrol, no identificamos ni bandos, ni focos de pelea. Sin embargo, poco a poco vemos como se va formando un círculo en la multitud. Cuando el claro es lo suficientemente grande, emerge nuestro héroe de entre las hordas guerreras. Deja de ser una cara desconocida cuando su figura se coloca en el centro e incita a los enemigos con una evidente declaración de guerra: "¡Yo soy el malo de camisa a cuadros!". Cual héroe, esas serán las últimas gloriosas palabras que le oiremos decir.

Diculpen el largo de esta nota, pero estoy fascinado con esto.